La búsqueda fue todo un éxito; abrimos puertas, desciframos códigos, interpretamos las piedras, paseamos el jardín y la ciudad, bajamos hasta las profundidades de la ciudad romana, descubrimos criptas subterráneas...y finalmente el proceso nos llevó a encontrar el tesoro oculto. Disfrutamos cada momento, porque el final de cada búsqueda era la clave con la que se abriría la de la siguiente jornada, y eso nos hacía mantener la ilusión por el nuevo día.
¿Qué será?, ¿qué habrá en la caja?, ¿a dónde nos llevará esta vez?
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