Dice el refrán que en las mañanas de Enero no se dan los buenos días ni se quitan los sobreros. Enero está conceptuado como un mes de fría resaca tras las fiestas navideñas: la cuesta de Enero, las rampantes suscripciones al gimnasio y las distintas vueltas al cole. Todo el mundo parece aletargado por el hechizo del dios romano Jano (a quien le fue consagrado este mes) que con sus dos caras observaba simultáneamente el pasado y el futuro sin parecer reparar con demasiado cuidado en el presente inmediato. Jano, dios de las puertas y los comienzos bendice la transición entre los años. Pero no siempre fue así.
El calendario original de Roma contaba con 10 meses lunares que sumaban un total de 304 días (provocando confusión e irregularidades en la llegada de las estaciones). Su año político comenzaba en Marzo, cuando el mar volvía a ser navegable y los generales se hacían cargo de sus ejércitos por un ciclo – de ahí que el dios Marte protegiese este mes– El calendario incluía entonces Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November y December. El rey Numa Pompilio, sucesor del mítico rey Romulo, intentó racionalizar las leyes y el modo de vida de los romanos y entre sus reformas cuenta la inclusión de otros dos meses lunares tras December : Ianuarius y Februarius.
Julio César, inspirado en el calendario egipcio de 365 dias y un cuarto, y bastante poco interesado en los antiguos ciclos del año político reformó el calendario convirtiendo Quintilis en Julio y fijando Ianuarius (Enero) como el primero de los meses del año.
Además de ser el dios de las entradas y salidas, Jano es un héroe cultural (como Prometeo) al que se le atribuía la invención de las leyes y la protección a todos aquellos que buscaban fines más elevados. Más que un símbolo de la nostalgia y las fantasías de futuro, en Exdukere comprendemos que Enero es el momento de asumir el éxito por el trabajo bien hecho y mirar con decisión hacia el futuro repleto de proyectos que compartir con todos vosotros.