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Lunes, 25 Febrero 2013 16:55

El lagar del Abad. Los Monasterios y la enología Destacado

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Desde época antigua ya hay evidencias de la producción y consumo de vino en la geografía española. Podríamos decir que fenicios y romanos potenciaron la comercialización de esta bebida por todo el mediterráneo. La necesidad de abastecer al vasto imperio y sus legiones contribuyó a intensificar el tráfico comercial que habían alcanzado los vinos españoles.

La llegada de los árabes en el siglo VIII también se tradujo en algunas dificultades para el desarrollo de la vid y la elaboración del vino debido a la prohibición coránica de consumir bebidas fermentadas y alcohólicas. 

Sin embargo después de la Reconquista por parte de los Reyes Católicos, se  produjo el despegue definitivo de la vinicultura. Las comunidades religiosas y los monasterios que se fueron estableciendo en los territorios conquistados jugaron un importante papel, ya que serían los monjes y frailes los que más se afanaron en recuperar la tradición vinícola. El vino era un elemento imprescindible para sus ritos religiosos, aunque no se conformaron con el necesario para su culto, sino que se encargaron también de abastecer sus bodegas para los lugareños y peregrinos. Así que terreno reconquistado llegaban los frailes y establecían sus abadías y monasterios y lo primero que plantaban eran viñedos.

A lo largo de los siglos siguientes el vino se convirtió en un alimento esencial en la dieta de la época, a lo que se unió la posibilidad de comercializarlo en lugares distintos a los de su producción. Este desarrollo de los flujos comerciales potenció el nacimiento de las distintas regiones vinícolas y se produjo así, un considerable trasiego de municipios y regiones que se turnaron en el abastecimiento de vino a la Corte.

El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, liga su fundación al momento en que las tropas de Jaume II volviendo de su campaña de Almería y Murcia, pasan por este espectacular valle y otorgan estas tierras a su capellán, monje cisterciense.

Sabemos por las diferentes investigaciones científicas que este monasterio al igual que otros tenía una estrecha vinculación con el cultivo de la vid y la producción de vino.

El mismo abad contaba con un lagar exclusivo para la elaboración del vino que se consumiría en su palacio y con sus reales invitados.

Los libros de cuentas de este monasterio nos otorgan información acerca del consumo de esta bebida y su importancia en la dieta de los lugareños y los monjes del cenobio.

Por esta profunda ligazón de siglos de antigüedad es que en esta ocasión presentamos por primera vez la oportunidad de participar de una exclusiva actividad dedicada a conocer la relación de los monasterios con la historia del vino. Se realizará una visita temática guiada con una guía que nos comentará acerca de la historia, arqueología y arquitectura de este monasterio junto a Luis Moreno, especialista y crítico de vinos quien nos ilustrará acerca de la historia del vino y su relación con los monasterios.

Para finalizar los participantes serán convidados con tres vinos diferentes y nuestro especialista nos hablará sobre cada uno de ellos y la relación de los mismos con la alimentación y otros vinos de la zona.

 

 

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